Se da por seguro que los desarrolladores de Google van a seguir trabajando en la sombra para mejorar el producto con la idea de lanzarlo nuevamente a nivel mundial tañ vez con otro formato o integrado en la montura de las gafas habituales.
Hasta el momento, el producto tal como lo conocemos a día de hoy, ha topado con la venta a cuenta gotas por parte del cliente potencial e incluso la prohibición de su uso en algunos lugares como por ejemplo en comercios de Virginia, al tratarse de una tecnología que permite grabar en vídeo todo lo que ve quien las lleva. En resumen, su alto costo de producción (costaban unos 1.500 dólares inicialmente) y factores de privacidad y seguridad han sido los detonantes de este cambio de estrategia comercial por parte de Google con su producto de gafas que, por el momento, no se podrán volver a comprar ni en comercios ni por Internet. Todo parece indicar que Google dejó las gafas en el cajón.
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